miércoles, 5 de diciembre de 2007

CUENTO: OJOS QUE NO VEN.


por Elena Morado

@Elena6Morado

Veo montañas, árboles, un montón de moscas sobre excremento, caballos relinchando y chiquillos jugando con tierra. Siento hambre, soledad, afecto y alegría en mi vida gracias a mis 3 hijos y mi señora. Oigo hojas que caen de árboles, agua del Río Bravo y ruidos extraños provenientes de mi estómago, voy perdiendo los 5 sentidos. Esto es Coahuila de Zaragoza: un estado que conecta con los gringos, un enorme territorio caluroso en el que podría haberme dedicado a la pesca o la agricultura, pero no... Decidí ser ciego en el pueblo San Juan de Sabinas.

Me despido de mi señora, que sin palabras sé que le pide a Dios que me ilumine y que me regrese con bien a casa. Con un beso, le pido que me reciba con tortillas calientes, un caldo de frijol, un buen plato de nopales, y de paso un mezcalito porque la jornada es larga. Son más de 10 horas sin ojos, un delicado casco y una pala que me llevo en la espalda.

Llego a una cueva llena de rocas y rieles que conducen al subterráneo. Me he dado cuenta que mi señora se entrometió otra vez en mi maleta y añade una lámpara de alcohol, una Coca Cola bien fría, y unas tortillas con un salero para matar el hambre. Yo observo mis zapatos, y pido astucia y equilibrio a todas mis extremidades. Por ahora, Dios no me sirve de nada porque él está en el cielo, no en lo más bajo de la tierra. Seré vecino del diablo por muchas horas.

- ¡Martínez, ya es hora, guey! - dice uno del grupo. Es el que menos conozco y al que más obedezco por su lenguaje tan despectivo.

Camino despacio, junto con otros hombres de manos llenas de cuerdas, palas, picos, lámparas y guantes; y pienso en mis 2 niñas y mi varoncito. Me doy mi bendición antes de entrar a este infierno terrenal de más de 150 metros de profundidad en el que todos somos pecadores. Empieza mi ceguedad... Observo por última vez el cielo no tan azul, las aves grises y pienso en todo el carbón que hay que organizar. Enciendo el foco que incluye mi casco y mi pequeña lámpara de alcohol.

- ¡Vamos, vamos, muchachos, a trabajar!- dice el hombre gritón. Yo sé que su voz es fuerte dentro de esta cueva, pero cuando salimos es un niño atrapado en el cuerpo de un hombre. Además, se refiere a mi compañero José con el sobrenombre de “Joslelo”, no sin antes agregar el calificativo de feo, y añadirle el clásico “pinche” o “guey”.

Comienza mi jornada en este laberinto de túneles. Empiezo a sudar, y siento como cada gota de agua resbala por mi camisa azul recién planchada por mi mujer. Cómo recuerdo el día que le regalé ese aparato a Carmela, la cara que puso cuando vio la plancha. A partir de ahí, me creyó que los 50 pesos por día que ganaba sólo los invertía en mi familia... Ya perdí la cuenta de mis pasos, oigo a mis compañeros mentarse la madre, pero lejos de mí. Y del gritón ni sus luces...

- No te asustes compadre, aquí vengo – Me dice el buen José. Este joven es mi amigo en la mina. Cuando recién entró se veía animado, sonriente, con un cabello brilloso y una sonrisa enorme. Ahora se ve viejo, me atrevería a decir que hasta más grande que yo. Su pelo se empezó a caer, su rostro perdió viveza, su silueta se encorvó tanto que hasta su sombra se ve más pequeña. A veces, pienso que es un duende y bromeamos de su estatura.

- ¿Qué le pasa, Martínez? Voy atrás de usted ¿Sabe? Lo veo lento y testarudo, con todo respeto. Creí que ya se había acostumbrado a esto de la sofocación, la penumbra, el ruido, el calor, el esfuerzo, los gritos del directivo, la mugre, los olores tóxicos de los gases...- Lo interrumpo dándole unos golpesitos en la espalda que apenas le distingo, y le digo: - Muchacho, no siga, por favor-.

Con el platicar y murmuros de ambos no se percatan de que ya están 115 metros bajo tierra.

- Perdóneme, Martínez. No creí que le molestara, es sólo que deberíamos quejarnos ¿no cree? -.

- Peléensen ustedes, José!!! Yo ya estoy viejo, además Urrutia nos amenaza. Estamos limitados: o trabajamos o no comemos. Carajo ¿No lo entiende, José? Será porque su idealismo no le permite ver más allá de este montón de carbón. Porque nomás tiene una jovencita que mantener, mientras el resto de hombres tenemos a unos niños estudiando la primaria, una mujer que nos cuida con su comida y sus quehaceres en el hogar, y cuando estamos aquí sentimos un miedo tremendo-.

La pareja de amigos baja muchos pisos más por el elevador que se tambalea de un lado a otro.

- Debemos de arriesgar nuestra vida y pensar en la forma más cruel de morirnos: aplastados, quemados, ahogados o cayendo desde lo alto de estos frágiles elevadores... Si van a quejarse, no cuenten conmigo. -Yo ya estoy viejo, y no me voy a poner a discutir. Gracias a Dios tengo un empleo, y luche cuando era joven, y mire... otra vez aquí escuchando al gritón ese de Ramírez (Baja la voz) Uno nunca sabe para quién trabaja, mi querido José- .

Pareciera que cuando habló Martínez con tanta intensidad, el territorio oscuro comenzó a hacer ruidos extraños como quejándose y exigiendo más trabajo que plática. Y al ritmo de los picotazos, empezaron a trabajar.

- Bueno, bueno, pero no me sermonee, Martínez. ¿Sabe? Yo creo que no es tan malo.-

Sabía que José me mentía, lo sabía por la mueca que hacía, parecía que la boca se le cambiaba de lugar, como si ésta quisiera estar compartiendo lugar con la oreja. No cabe duda que decir, pensar y hacer no es lo mismo.

- Póngame atención, Martínez – me dijo José con autoridad. - Yo creo que usted tiene más experiencia que yo, y usted sabría cómo dirigirnos, cómo no temer ni ocultarnos detrás del otro, a ser verdaderos camaradas ¿no cree? -.

-Ya le dije que no, joven. Lo único que va a lograr es que me encabrone-. Le dije con la voz más furiosa que encontré. Y entendió...

Se hizo un silencio que permitía escuchar lo atinado de los martillazos, palas y caída de minerales.

- Oiga, Martínez ¿No cree que debería ir a ver un médico? Se nota que le duele algo, puede que sea inicios de reumatismo ¿No le parece? Si quiere lo acompaño al curandero pa´que no preocupe a su señora.

- No, para nada. Yo ya esto viejo. Mire nomás mi cabello todo gris.

Y respiramos lo mínimo de oxígeno mezclado con la abundancia de polvo de antracita.

- Ahhh, pero ya ve... - me anuncia con singular voz José.

- ¿Qué, joven? - respondo sin añadir tono de voz alguno.

- Pues que usted no está viejo, Martínez, porque eso es del carbón de esta mina. Mire...

Entonces José da un puñetazo a una de las paredes de la cueva, y la tierra con hormigas cae a montones.

- Sí, tiene razón, José. Méndigo carbón, por eso mi vieja me dice que me bañe antes de meterme a la cama. Ya me cansé, jovén, nomás doy golpes a esto de la tierra, y salen unos minerales pequeñísimos. Además, creo que ni a eso llegan, son piedras con animales extraños. -

- Ah, pues hay que buscarle porque tenemos que llenar cubetas y carretillas de carbón y piedras preciosas -Me dijo muy entusiasmado mi amigo José. Acuérdese que si no, no comemos..

- ¡¡¡O a menos que quieran alimentarse de piedras con sal, cabrones, hijos de la chingada!!! - dijo el patrón con ímpetu después de cansarse de oírnos, olerlos y espiarnos por casi dos horas.

Nuevamente se hizo un silencio, pero esta vez aterrador que hasta la piel se me erizó, y el sudor se presentó otra vez. José pensó que estaba llorando...

- ¡Oyeron, cabrones, si no quieren tragar piedras, trabajen que para eso les pagamos! Ah, y usted Martínez no se queje que aunque está viejo tiene energías, no se haga. Si yo he sabido lo bien que despacha a su mujer en las noches. El pueblo lo cuenta, no están tan solitos. ¡A trabajar, pendejos!

Ruidos de pasos pequeños se alejaban, y descendían.

-Martínez, no lloré Don. Así es el patrón este. - Me dijo con seriedad y nostálgia.

No sea tonto, José, es este sudor que no me deja. Tengo el paliacate totalmente húmedo.

Apunté mi cabeza, que portaba el casco con un pequeño foco, hacia la carreta para ver cuánto me faltaba para llenarla. Y me sorprendí porque las piedras caían una tras otra sobre unas pequeñas vías que supuestamente hace 12 años nos transportarían a nosotros a la salida o incluso darían pequeños recorridos para vigilar que ningún compañero se perdiera o tuviera un accidente fatal. Pero fue una farsa..

De pronto, mis pensamientos son interrumpidos por la voz ansiosa de respuestas de José:

-Oiga, Martínez ¿Cree en la muerte?

No sé qué decirte, José. Mi voz se oyó tartamuda y con un eco que repetía el nerviosismo de mi respuesta, el cual me aterraba.

Es que con esto de los gusanos... me imaginé, por un momento, que yo sería su alimento: Que me disfrutaban, que me devoraban, que se metían pegajosamente por mis oídos y salían por mi boca, hasta quedar totalmente descompuesto y con un olor putrefacto.

No tuve palabras, sólo respiraciones y hacía el mayor ruido con la pala. La idea del hambre se me fue difuminando del pensamiento...

De pronto un fuerte estallido se escucho por toda la mina. El elevador cayó, y el ruido era perturbador, oí gritos de espanto que me pusieron más nerviosos. Esta vez, la voz del gritón era similar a un maullido de un minino. La tierra me entraba en los ojos, en la ropa, y las piedras me golpeaban los párpados traspazándolos; y mis rodillas sangraban del dolor inmenso, ni siquiera pude quejarme. La explosión fue con tanta potencia que me sentí flexible porque alcancé a tocar manos y pies de mis compañeros, algunos de ellos estaban hechos pedazos o con fluídos raros que salían de alguna parte de su cuerpo.

De pronto me hallé sólo en la oscuridad con muchísimo miedo y agarrándome la cara con las manos, sintiendo la sangre andando sobre ellas. Necesitaba aire, sabía que nos habían instalado tanques de oxígeno en caso de emergencia, pero no di con ellos. Era un ciego, un torpe, un inútil... un fracasado porque ni siquiera podía sobrevivir para no dejar a mi mujer con nuestros 3 hijos solos. Si el maldito gritón hubiera estado aquí, seguramente, estaría leyendo mis pensamientos y hundiendo más en esta mina. Tenía mucho miedo porque sentía que las manos de mis compañeros me agarraban, seguramente no querían que me fuera sin ellos, querían que colaborar a sacarlos, pero sentí un reproche a ellos por aguantarse a las pésimas condiciones de trabajo siendo tan jóvenes. Ahora eran desconocidos, monstruos y seres con ínfimas posibilidades de sobrevivir, pero como no sabían luchar estaban esperando a que alguien los salvara, ese ser no sería yo.

Poco a poco mi boca se abría con desesperación, mi nariz aspiraba gas metano. Me rasguñaba la cara con desesperación, me afligía, gemía, lloraba, cerraba los ojos. Mi mente me contagió de todas las pláticas con José y de mis temores con la muerte: gusanos, sangre, vísceras, cráneos aplastados por elevador y manos por doquier. Me estaba convirtiendo en parte de los demás, y no quería. Pedía con mis gemidos a Dios que se asomara al infierno, que se le ocurriera auxiliarme porque tengo hijos y una esposa porque quiero morir en mi casa, en mi campo... que me concediera el deseo de morir de una enfermedad que me matará lentamente, pero sin dolor. Pero no fue así.. recuerdo como me incliné en el piso, mi cuerpo cayó despacio entre algunos cadáveres que me rodearon con sus brazos... oí gritos de auxilio y terminé arrumbado entre un montón de piedras.

- ¡Queremos los cádaveres, devuelva a nuestros maridos! – gritó una mujer muy joven.

- ¡Revisen deben estar vivos! – decía con un profundo dolor un anciano.

La primera tragedia minera del carbón en Coahuila ocurrió el 31 de enero de 1902. En El Hondo, municipio de Sabinas, perecieron 200 trabajadores. - dice un anciano con mucha certeza, pero con enojo abundante. Hijos de la chingada, cómo van a detener la búsqueda? -.

La televisión censura a la muchedumbre que llora y gime, y regresa a la transmisión de las cuatro de la tarde con la imagen de una chica delgadísima, pero con senos enormes que imita con sus gemidos el placer que se siente en la primera relación sexual. La conductora le da un premio, y le dice que tiene un talento extraordinario que ha ganado 500 pesos y que pase a sentarse. Silbidos y piropos se oyen en el set del canal de televisión...

Lo periódicos hacen un recuento de accidentes en las minas de Coahuila: El 23 de enero de 2002, 13 trabajadores fallecieron en el pozo de carbón La Escuelita en Múzquiz, luego de que quedaron atrapados en una mina cuando se produjo un derrumbe e inundación de las galerías, a 65 metros de profundidad. La información comparte espacio con anuncios que invitan a mantener la línea para verse sanos.

- Vamos a suspender temporalmente las tareas de rescate, esperaremos unos cuantos días, dos a tres días - dijo con seriedad Arturo Bermea, ejecutivo de Minera México, subsidiaria de Grupo México. Además anunció que la empresa planea entregar indemnizaciones por cada trabajador, lo que junto con la noticia de la suspensión de las tareas de rescate desató la ira de los familiares, de mi mujer y los sollozos de mis hijos.

- El presidente Vicente Fox, la primera dama, Marta Sahagún, el alcalde de la ciudad de México, Alejandro Encinas, el jerarca católico Norberto Rivera y la Conferencia del Episcopado Mexicano manifestaron su pesar a los deudos e hicieron llamados a atender las necesidades económicas de los dolientes -. Escucho que repite sin equivocación un reportero.

Mi cuerpo está inerte, pero el barullo no me deja descansar. Recuerdo que el gritón me dijo que tragaría piedras, y se le hizo realidad.... me entierran con tierra y avientan, con ayuda de palas, un montón de piedras sobre mi ataúd, sobre mi cuerpo descompuesto, y sobre mi boca. Oigo a mi pequeñito llorar con furia y le pido a Dios, ahora que estoy cerca de él, que no deje que mi chamaquito sea tan fuerte para que trabaje en una mina, que esos quejidos tan estruendosos le sirvan para que él mande, para que sea policía, maestro y para que ordene a sus hermanas, se dedique a dirigirlas y aconsejarles que no se casen con un minero porque saben muy poco de lo que se sufre. Saben tan poco que ni siquiera saben si llorar o jugar con la abundancia de tierra en el cementerio. Le pido que a Dios que mi hijo no tenga brazos fuertes como para quedarse ciego en una mina.

Mi mujer no deja de gritar: ¿Qué no ven señoras? No se convenzan, no reciban el dinero que no merecemos. La muerte de nuestros esposos no tiene precio ¿Qué no ven? ¿Están ciegas?- dice con lágrimas en los ojos y tierra en los zapatos.

Carmela coloca una cruz blanca, me deja lágrimas en la tierra y la besa tiernamente sobre las escrituras que dicen: 27/02/2006, Ernesto Martínez (uno de los 65 cuerpos recuperados en la mina Pasta de Conchos) ¡Queremos justicia!

CUENTO: CARTA A UNA AMA DE CASA

Por Elena Morado

@Elena6Morado

REMITENTE: Samuel Cruz Rosas
DESTINARIO: La señora María del Cruz.
DESTINO: Muy cerca del cielo Sin número, avenida Jardín del Recuerdo, Colonia Aire 21, Código Postal 1111, a un costado del Metro Paraíso. Para llegar sólo es necesario recordar y cerrar los ojos.

Querida señora:

Antes que otra cosa, permítame extender mi escrito para agradecerle todo el tiempo que estuvo conmigo desde que yo era una indefensa criatura y no sabía ni siquiera pronunciar correctamente un maldito monosílabo. Recuerdo cómo sus manos se apiadaban de este pequeño bulto cubierto de cobijas, sarapes, sábanas y cobertores. Además, irremediablemente se me atraviesa por la memoria el fabuloso almuerzo que usted me preparaba: pan y galletas dotadas de zanahoria picada, lechuga fresca o un emparedado de jamón con queso, según mis exigencias dietéticas.

Sé que no es debido escribir este fiel recordatorio frente a su sagrada tumba, pero esta vez quiero que compartamos la añoranza que por hoy nos une: usted me extraña, yo la necesito. Cuando era apenas un niño de unos 10 años, quizás, me apenaba tener que jugar con mis amigos, mientras usted se metía a la cocina y no dejaba de limpiar los pisos y tallar las paredes.

Pero basta de momentos de antaño. Hoy soy un hombre felizmente casado con una esposa que viaja constantemente y que no quiere tener hijos. Detesto a los niños, aunque mi suegra me mire con recelo porque cree que ando con otra mujer y no quiero formalidades ¡Mujer tenía que ser! Señora mía, déjeme decirle que estoy acompañado porque creo que con mi sola presencia puedo cambiar a mi mujer, porque detesto que trabaje y tenga un carácter de ogro. Sé que la haré cambiar... y no me importa cómo.

En esta noche no puedo dormir, así que decidí aventurarme a este lugar lúgubre y lleno de cadáveres. Me arrodillo ante usted, señora, porque quiero pedirle que regrese, que la extraño porque desde que murió, me urge su compañía para que lave mi ropa, para que limpie mis trastos y recoja mi desorden. La necesito para que yo pueda seguir disfrutando mi soltería y de mis aventuras. No quiero a una mujer ajena que limpie el caos de mi apartamento, sino a mi señora que todo lo hace bien, que siempre se callaba cuando mi padre la bofeteaba y que siempre me dijo que la mujer nació para atender a su marido y no salir de casa, mientras que yo debía de conseguir dinero y tener la autoridad en mi familia: Es mejor que te tengan miedo a que la gente te mire con desdén, así me decías, señora.

¿Sabes, madre? En este mes se cumplen 15 años de tu fallecimiento, y siento como si te hubiera perdido el día ayer. Probablemente hoy llegue a casa, observe con detenimiento el quehacer que me aterroriza y ubique mi dependencia hacia ti. Parece que fue algo que te hacia sentir orgullosa de mí.

Hace algunos días pensaba en ir contigo porque demandaba dulzura y perfección, pero ahora me gustaría que mi mujer sea educada por tu mano obediente, activa y tu carácter débil y manso ¡Acéptala! No te estoy preguntado, madre, quiero que la regañes y le muestres lo sumisa que debe ser conmigo. Necesito camisas planchadas, comida caliente en la mesa, recámaras lustrosas, simplemente te necesito, señora. Ojalá puedas oír estas peticiones donde quiera que estés, porque mañana mismo mi mujer estará contigo, yo me encargaré de eso....suelo ser agresivo y no mido las consecuencias.

Madre, señora y sirvienta, ya va amaneciendo. Mi mujer llegará agotada a casa, y sé que no me consentirá ni me servirá como lo hiciste tú, y ahora te necesito más porque hay montañas de ropa maloliente que lavar ¿Estarás escuchando u obedeciendo a los ángeles? Más te vale escucharme porque si no, quien te estará insultando y mortificándote con sus reglas y órdenes seré yo mismo desde el infierno.

Atte: Tu hijo, Samuel Cruz Rosas.

CUENTO: JUANITA COMO LA NÚMERO 50.

Por Elena Morado

@Elena6Morado

De niña admirabas a tu madre por tener tan avanzada edad, porque reconocías el esfuerzo que ella hacía por cargar las cubetas de agua para que te asearas. Que bien se sentía bañarse con agua caliente 2 veces a la semana, Juanita.

Pasó el tiempo, creciste, y te sentiste alegre porque en tu primer trabajo recibiste ese jugoso sueldo de 50 pesos, lástima que no te rindieron porque la renta del cuartito salía cara. Y qué decir del tal Don Pedro, le pagabas o le entregabas tu virginidad al viejito, o quizás le prestabas a tu hermano para que cargara los ladrillos de su pared que separaría su casa con la de los vecinos chismosos. No sea que después se dieran cuenta de las fiestas privadas que organizaba Don Pedro, en las que eras invitada. Sería mejor que los ladrillos sean los únicos testigos del libertinaje de tu vecino.

Dos años más tarde, tus hermanos han crecido, y tu madre no pudo felicitarte por lo bien educados que están. Comían lo que les preparabas, ignoraban el hambre cuando se los pedías y guardaban alimento para el día siguiente. Se despedían de ti y te decían – Ve con cuidado -.

Pronto te sentiste adolescente: cocinabas, pagabas renta, agua, luz y gas. Tu cuerpo y actitud jovial cambiaron. Sentías mariposas en el estómago cuando veías a Joel, aquel joven que pronto se marcharía por dejar a una niña embarazada. Todos lo sabían y te repetían con violencia – No vayas a cometer la pendejada de abrirle las piernas por amor ¡eh! -. No permitas que el cuerpo sienta placer, Juanita.

La noche era testigo de que obedecías a tus hermanos porque al regresar del trabajo lo hacías con precaución. Que molesto era que te siguieran en la calle y que las patrullas contribuyeran a elogiarte, a darte besos y manoseas junto con los borrachos de la esquina. Pensabas para ti – Mañana mismo tomo las chanclas y dejo los tacones. Hacen un pinche ruido -.

A los 19 años, estabas sola. Tus hermanos huyeron al extranjero con Joel, y tú te las ingeniaste para cambiar de trabajo. Ahora laborabas en la industria que elaboraba ropa de maternidad. A pesar de planchar 50 prendas, era bonito pensar en Antonio, el muchacho que te recogía del trabajo y que tanto te gustaba. Estabas enamorada, pero no querías que los del pueblo se imaginaran que eras muchacha fácil. Toño insistía en recogerte del trabajo, tú te limitabas a responder – No, Toño, yo me voy temprano. Ya hiciste bastante con traerme, no te preocupes -. Y esa noche tenías más de 50 pesos en tu monedero, te veías bonita: tu cabello largo, una flor en el pelo y una cinta en la cintura; calzabas tacones altos porque así le gustabas más a Toño. Y te atraparon, Juanita.

El hombre maduro que hace días te espiaba, esta vez oyó tus tacones y fue detrás de ti. Corriste tan desesperadamente que la oscuridad hizo que te perdieras y quedaras en la penumbra de la noche. El hombre de mirada penetrante te tiró en el pasto, te robó tu sueldo, te tocó, te hablo del placer y te quitó tu virginidad. Fue tan cruel que te dijo que tus gritos eran señal de placer y de que te gustaba. Tú sólo pedías que Toño viniera a tu rescate, que hubiera escuchado el sonar de tus zapatos. El asesino continúa libre, carga con tu dinero y el de otras muchachas; goza de tu virginidad y sabe que terminan de laborar a las 9 de la noche.

Tú fuiste, hasta ahora, la número 50 del conteo de mujeres asesinadas de Ciudad Juárez, Chihuahua. Cuando se dieron los primeros 10 casos, la reacción fue tremenda: gritos, lágrimas, desesperación y acciones, las señoras llevaban a sus hijas a la escuela y las acompañaban a comprar las tortillas. Ahora tus vecinas dicen entre sí – Pobre muchacha, pero quién le mandaba a llevar tremendos zapatos. Además, estaba bonita y le coqueteaba a Don Pedro, y eso que tenía novio. Igual que su madre –. Todo comentario se pierde entre las ofertas de los mercaderes, las televisiones de las familias, los golpes de una madre a su hijo pequeño y las ofensas del borracho a la obediente esposa.

Para ti fue mejor morir al perder lo que las mujeres de pueblo valoran tanto y que con comentarios te hubieran matado de vergüenza. En tu memoria colocan una cruz rosa junto a la de tu madre. Toño te extraña, pero prefiere no pensar en ti porque espera, junto contigo, una respuesta que se ha oído más de 50 veces, pero ni una vez ha tratado de resolverse.

sábado, 1 de diciembre de 2007

CUENTO: MÁS QUE UNA MUJER


MÁS QUE UNA MUJER
Elena Morado

@Elena6Morado

Estoy harto de ellas, malditas, todas son iguales – dialogo conmigo mientras meto la llave a la cerradura de mi cómodo apartamento.

Cómo no me di cuenta, cómo me deje engatuzar. Pero no aprendo, esta no es la primera vez que sucede – me repito esto con un tono de desprecio hasta que soy interrumpido por la imagen de mi mujer ideal.

- ¿En dónde hay alguien como tú, mi vida? - le dirijo mis palabras a esta ninfa de mirada seductora, de cuerpo con proporciones inimaginables y de delicadeza que no puede ser tocada con furia. Me desprendo con rencor de mi corbata y procedo a recostarme en mi cama.

El día va oscureciendo, y cubro mis ventanas con las persianas, cierro las puertas con llave y desconecto el teléfono. Abrazo a mi almohada... suspiro por Azucena, y para ausentarla de mi mente opto por tomar el control remoto y apuntar la señal al televisor. Intento no recordar mis momentos frustados, mis relaciones amorosas fallidas, las posibles infidelidades de las mujeres, y las tristes respuestas negativas que recibí desde joven cuando le declaraba mi amor a las colegialas.

Jóvenes bellas abundan en la programación televisiva. Los hombres más horrendos, detestables y gordos las tocan, les dicen majaderías y ellas les modelan con coquetería. Son inalcanzables todas ellas para mí.

De pronto, retiro la almohada de mis brazos y rodeo con ellos a mi señorita. Ella tiene una piel tan suave que me enloquece, no paro de tocarla y desearla. Me vuelve tan valiente cuando la miro acostada en la cama con su ropa interior de encaje que le roza cada punto tentador de su figura, me hace sentirme privilegiado y me aparto del mundo. A veces me pregunto qué tienen sus pestañas largas que me rozan las mejillas, son tan excitantes.

- ¿Qué tienen tus labios que hace que me estremezca? - le pregunto y su única respuesta es un quejido tan humano para mí que me siento más enamorado.

Recuerdo cuando la conocí, muchos decían que estaba loco y que eso no podía ser. Al principio me daba vergüenza que saliera conmigo, hasta presentía que ella se sonrojaba, pero yo le tomaba su diminuta cintura con una mano y proseguíamos el camino hacia mi automóvil. Ella simplemente me sonreía con esa expresión congelada y a la vez tan provocadora que en muy pocas mujeres he logrado hallar, quizás porque pocas veces les veo el rostro. Hoy está nuevamente conmigo porque no me gusta castigarla en mi clóset lleno de trajes de hombre de negocios.

Esta noche extraño a mi Azucena, maldita mujer. Es hiriente como cuchillo, cruel como una bestia y terriblemente encantadora como una rosa con espinas. No recuerdo mucho de su cara, pero sé que tiene manos suaves.

- ¿Acaso nunca supiste el esfuerzo que hice porque aceptaras una taza de café conmigo? - le digo a una vieja foto suya. La desgraciada no piensa en lo mucho que repase la pregunta frente al espejo, lo ridículo que me veía mirándome pensando en que era ella y lo mucho que ensayé mi mejor sonrisa para que me diera el sí para una cita.

- Finalmente, me dijiste que no sé tratar a las mujeres, que soy poco caballeroso y que no estás dispuesta a ser una maestra de un jovencito que sabe poco de las necesidades de una dama. Pero nunca observaste el temblar de mis manos, el titubeo de mis labios y mis deseos de terminar con la cotidiana vida de hablar, vestir, maquillar y hacerle el amor a otra.

Hoy estoy contigo, cariño. Mañana prometo comprarte ropa para nuestro próximo paseo en auto. No me importa que la gente nos intimide con sus miradas. Hoy no me siento solo porque tú eres una señorita que no me critica, que no me habla y que no me acaricia; pero que con tu mirada de ojos grandes, tu ropa diminuta y tu escote pronunciado hace más de lo que cualquier mujer puede otorgarme. Esta noche cambio tu lengua por una más larga, modifico tus prendas para que no pases frío, te acomodo en una posición en la que tus brazos me acerquen a tus senos cálidos e introduzco mi mano en aquel sitio ubicado entre tus piernas, aquel lugar en el que Azucena me haría respetar con una dolorosa cachetada. Tú simplemente te dejas manipular a mi antojo.

La luz del sol se cuela por las persianas, secó mis lágrimas durante la noche. El brillo de los ojos de mi señorita me dice que es hora de ir a trabajar, de enfrentar a mis compañeras de trabajo con la mirada baja.

- No me queda más que imaginarte vestida sensualmente con un traje sastre entallado y recibiendo mi llegada en las noches con un fuerte abrazo y agradecerme por lo bien que te trato.-

Hoy no la olvido guardada en un oscuro armario, me gusta más la idea de clavarle un gancho en su finísimo cuello para colgarla en el techo blanco del apartamento. Me gusta mirarla de pie con sus zapatillas puestas.

-Vamos a decir que tú eres una señorita de verdad y que estás inerte esperando a que te susurre al oído.-

Eres más que una mujer y mereces ser maquillada porque dependes de mí, de este ser triste que no puede ser llamado "hombre" porque no tiene una mujer de carne y hueso a su lado, pero tiene una muñeca que comparte su inmensa soledad y la fiel esperanza de que quizás algún día su señorita con virginidad eterna le gritará con voz cariñosa ¡¡Estás al borde la locura!!!!

- Porque tú, mi señorita de plástico, dependes hasta de mis pensamientos.


sábado, 29 de septiembre de 2007

OPINIÓN: POR LA BELLEZA REAL LATINOAMERICANA


(Texto originalmente publicado en la revista de Comunicación: Razón y Palabra). 

@Elena6Morado

Por Martha Carmona, Claudia Garduño y Samanta
Número 52

Siempre estamos investigando, desde saber hasta dónde nos lleva al camión hasta entender por qué venimos al mundo o por qué nos pasa lo que nos pasa y en ocasiones recurrimos a prácticas como la adivinación o los horóscopos. Sin embargo, reducidas veces nos preguntamos por qué investigamos, por qué elaboramos un problema que casi no resolvemos y qué pretendemos conseguir con ello; además pocos sabemos que para investigar hay que seguir una serie de pasos, es decir un método o procedimiento. La finalidad es construir conocimiento.

Como estudiantes de Medios de Comunicación permanecemos al pendiente de lo que se anuncia, se prohíbe y se consume. La mayoría de veces los comerciales incluyen una imagen atractiva, conciliadora o persuasiva como las mujeres; las cuales se adaptan a las peticiones de la sociedad, ya sea en temores o sentido del humor. Por ejemplo: No hay mujer que quiera tener la apariencia de la comediante “La Chupitos”, porque las personas se mofarían de tan particular aspecto: una señora alcohólica, despeinada, sin éxito, mal hablada y nada femenina. En cambio la mayoría de las jóvenes pretenden tener una apariencia de modelo de pasarela: alta, delgadísima, ojos de color y cabello rubio. ¿Pero qué es lo que hace que la mujer adopte y que incluso se sienta obligada a poseer estas cualidades?

Al encender la televisión apareció un comercial de la marca DOVE anunciando una crema reafirmante con “Mujeres reales, no modelos talla cinco”1 acompañadas de un fotógrafo, luces y reflectores que apuntan a sus muslos, glúteos, rostros y abdomen. De éste grupo de mujeres en ropa interior de color blanco, el televidente capta la autoestima de las mujeres: sonrisa es igual a alegría, y crema reafirmante DOVE es igual a una elevada autoestima. Las mujeres del comercial no precisamente tienen medidas de 90, 60, 90.

Por ello la pregunta de Investigación es: Cuando la publicidad de la campaña “Por la belleza real” de Dove difiere de la imagen estereotipada de la mujer actual ¿qué impacto genera en las mujeres de entre 20 y 25 años de edad?.

El diseño de esta prueba de investigación corresponde, primeramente, al Marco Teórico. A partir del modelo comunicativo del sociólogo Harold Lasswell:

¿Quién dice qué en qué canal a quién y con qué efecto?

Elegimos este modelo porque nuestra finalidad es descubrir el objetivo de la campaña “Por la Belleza Real” ya que nos ayudará a enfocarnos en el impacto sobre las audiencias, es decir, el del análisis de los efectos. El tipo de reacción que se genera en el receptor, como lo menciona el comunicólogo Manuel Martín Serrano: acto ejecutivo (comprar el producto Dove) o un acto de tipo expresivo (estímulo de aceptación a la figura “real”). Nos basaremos en un modelo funcionalista que consiste en intentar influir sobre el otro mediante un mensaje comunicativo a partir de las diversas interpretaciones del receptor.

En el comercial DOVE que anuncia el lanzamiento de una crema reafirmante encontramos las etapas del yo: la etapa real, en la campaña DOVE, es el descontento de las mujeres ante su figura e incluso su baja autoestima, llegando así al yo ideal:”modelos talla 5” (DOVE). Y se concluye con el yo social: en el cual las apariencias de satisfacción se muestran y lucen ante los demás: la aceptación. Estas se extrajeron después de una observación minuciosa de esta campaña, tomando en cuenta: comerciales, anuncios espectaculares, productos de oferta por lanzamiento, folletos, imágenes; páginas de Internet como: www.porlabellezareal.com.mx, www.dove.com.mx, www.unilever.com.mx y www.dove.ar.

Primeramente, en los sitios electrónicos se introduce al visitante a responder a una pregunta como ¿Crees que la belleza viene en diferentes, formas y tamaños? Al contestar, se entiende que es una encuesta porque se incluyen cifras. DOVE responde acertadamente, según su página: DOVE cree que la belleza femenina se presenta en diferentes formas y tamaños.

Siempre estamos investigando, desde saber hasta dónde nos lleva al camión hasta entender por qué venimos al mundo o por qué nos pasa lo que nos pasa y en ocasiones recurrimos a prácticas como la adivinación o los horóscopos. Sin embargo, reducidas veces nos preguntamos por qué investigamos, por qué elaboramos un problema que casi no resolvemos y qué pretendemos conseguir con ello; además pocos sabemos que para investigar hay que seguir una serie de pasos, es decir un método o procedimiento. La finalidad es construir conocimiento.
Como estudiante de Medios de Comunicación permanezco al pendiente de lo que se anuncia, se prohíbe y se consume. La mayoría de veces los comerciales incluyen una imagen atractiva, conciliadora o persuasiva como las mujeres; las cuales se adaptan a las peticiones de la sociedad, ya sea en temores o sentido del humor. Por ejemplo: No hay mujer que quiera tener la apariencia de la comediante “La Chupitos”, porque las personas se mofarían de tan particular aspecto: una señora alcohólica, despeinada, sin éxito, mal hablada y nada femenina. En cambio la mayoría de las jóvenes pretenden tener una apariencia de modelo de pasarela: alta, delgadísima, ojos de color y cabello rubio. ¿Pero qué es lo que hace que la mujer adopte y que incluso se sienta obligada a poseer estas cualidades?
Al encender la televisión apareció un comercial de la marca DOVE anunciando una crema reafirmante con “Mujeres reales, no modelos talla cinco”1 acompañadas de un fotógrafo, luces y reflectores que apuntan a sus muslos, glúteos, rostros y abdomen. De éste grupo de mujeres en ropa interior de color blanco, el televidente capta la autoestima de las mujeres: sonrisa es igual a alegría, y crema reafirmante DOVE es igual a una elevada autoestima. Las mujeres del comercial no precisamente tienen medidas de 90, 60, 90.

Por ello la pregunta de Investigación es: Cuando la publicidad de la campaña “Por la belleza real” de Dove difiere de la imagen estereotipada de la mujer actual ¿qué impacto genera en las mujeres de entre 20 y 25 años de edad?.

El diseño de esta prueba de investigación corresponde, primeramente, al Marco Teórico. A partir del modelo comunicativo del sociólogo Harold Lasswell:
¿Quién dice qué en qué canal a quién y con qué efecto?
Elegimos este modelo porque nuestra finalidad es descubrir el objetivo de la campaña “Por la Belleza Real” ya que nos ayudará a enfocarnos en el impacto sobre las audiencias, es decir, el del análisis de los efectos. El tipo de reacción que se genera en el receptor, como lo menciona el comunicólogo Manuel Martín Serrano: acto ejecutivo (comprar el producto Dove) o un acto de tipo expresivo (estímulo de aceptación a la figura “real”). Nos basaremos en un modelo funcionalista que consiste en intentar influir sobre el otro mediante un mensaje comunicativo a partir de las diversas interpretaciones del receptor.
En el comercial DOVE que anuncia el lanzamiento de una crema reafirmante encontramos las etapas del yo: la etapa real, en la campaña DOVE, es el descontento de las mujeres ante su figura e incluso su baja autoestima, llegando así al yo ideal:”modelos talla 5” (DOVE). Y se concluye con el yo social: en el cual las apariencias de satisfacción se muestran y lucen ante los demás: la aceptación. Estas se extrajeron después de una observación minuciosa de esta campaña, tomando en cuenta: comerciales, anuncios espectaculares, productos de oferta por lanzamiento, folletos, imágenes; páginas de Internet como: www.porlabellezareal.com.mx, www.dove.com.mx, www.unilever.com.mx y www.dove.ar.
Primeramente, en los sitios electrónicos se introduce al visitante a responder a una pregunta como ¿Crees que la belleza viene en diferentes, formas y tamaños? Al contestar, se entiende que es una encuesta porque se incluyen cifras. DOVE responde acertadamente, según su página: DOVE cree que la belleza femenina se presenta en diferentes formas y tamaños.

Sugerimos aplicar nuestra encuesta a mujeres de 20 a 25 años porque nuestra hipótesis indica que probablemente son las más sensibles a la publicidad y a los problemas alimenticios. Las mujeres del comercial de DOVE aparentan esa edad o al menos ser estudiantes de universidad.

El color blanco, tanto del producto como del spot, se une con la pureza, la salud, la paz y la tranquilidad, lo cual se reitera a partir del símbolo de la paloma de la paz. Cabe recordar que DOVE fue creado en la Segunda Guerra Mundial como un jabón para sanar heridas de los soldados heridos. También la mujer es vista como ama de casa, enfermera, es como un símbolo de sanidad o limpieza, se transmite la leyenda “Salud es belleza”. Además DOVE no intenta demostrar ternura, sensualidad o seducción en el grupo de mujeres porque no llevan ropa interior con encajes o escotes, no muestran ropa diminuta como tangas o brassieres escotados o apretados.

Puede que la idea sea que la pureza es untable en el cuerpo de la mujer. Las imágenes muestran a una mujer que es buena por naturaleza, por ello se ve casi semidesnuda, sólo lleva consigo ropa interior (top y pantaleta). En cuanto a salud, se observa a mujeres limpias que muestran la mayor parte de su cuerpo porque no tienen defecto alguno que ocultar. La higiene es presentada por el tono de piel, no hay mujeres morenas en la campaña por Internet ni televisión.

He aquí las respuestas más llamativas que respondieron nuestras encuestadas: “Quisiera volver a nacer”, “No hay nada bueno en mí”, “Me aumentaría el busto”, “Porque así debe ser”

Consideramos que la mayoría de las jóvenes centraron su interés en la presencia de las mujeres, en el caso del spot, en el cuerpo de las mujeres. Por ello consideran que el comercial está promoviendo las cualidades de las mujeres, en este caso su cuerpo. Además sigue presentando a chicas en ropa interior y posando para la cámara.

Las encuestadas recuerdan al jabón exfoliante por ser un tipo de campaña radical, es decir la música, el ambiente y las mujeres que salen parecen alegres y optimistas (sonrisa, poses de compañerismo entre ellas porque aparecen abrazadas y de igualdad por rodear con los brazos a mujeres de diferente fisonomía); regularmente DOVE presentaba a mujeres (por individual) delicadas, serias y formales (cabello recogido y su cuerpo cubierto por una tela blanca).

Las mujeres del spot “Por la Belleza Real” son un estereotipo diferente porque mezcla valores femeninos como la solidaridad, el apoyo entre mujeres y elementos como la belleza, apreciación del cuerpo y el gusto por ser observado. La sociedad mexicana no está lista para esta demostración de mujeres llenitas o de baja estatura derrochando sensualidad, porque son incluidas como ejemplo de descuido y exceso de peso (anuncios de productos milagrosos), también se les reconoce como objeto de burla, ya que se observan en programas cómicos e incluso tienen el papel de mujeres graciosas que cometen errores, pero que por ser gorditas no pueden ser reprendidas y por ello les trata con ternura y lástima, mientras que el objetivo de DOVE es levantar el autoestima de las mujeres .

Creemos que DOVE trata de competir con los “productos milagrosos” mencionando que es una campaña en pro de la mujer para la defensa de problemas sicológicos y emocionales en todo el mundo. Además en el sitio de internet las mujeres contestan preguntas como “¿Crees que todas las mujeres son bellas?”2 DOVE intenta mantener una interacción con sus consumidoras.

El otro lado del objetivo de DOVE, además de vender el nuevo producto (crema reafirmante), es recordar el sentimiento y preocupación más débil de la mujer actual mexicana: autoestima y características idóneas para ser apreciada y aceptada. DOVE demuestra que la piel flácida, la delgadez extrema, la timidez y la vergüenza por ser vista por los demás no está de moda y hay que modificarlo con la nueva crema reafirmante DOVE “Reafirmar cuerpos reales, no modelos talla cinco”3.


Notas:

1 DOVE, Comercial en televisión que anuncia un jabón reafirmante, 2005.
2 Sitio Internet www.porlabellezareal.com.mx
3 DOVE, comercial y campaña “Por la belleza real” difundidos desde noviembre del 2005.


Martha Elena Díaz Carmona, Claudia Garduño Juárez, Samanta Arciniega Ramírez
Estudiantes de la Licenciatura en Comunicación. Facultad Estudios Superiores Acatlán, Universidad Nacional Autónoma de México, México.

Sugerimos aplicar nuestra encuesta a mujeres de 20 a 25 años porque nuestra hipótesis indica que probablemente son las más sensibles a la publicidad y a los problemas alimenticios. Las mujeres del comercial de DOVE aparentan esa edad o al menos ser estudiantes de universidad.
El color blanco, tanto del producto como del spot, se une con la pureza, la salud, la paz y la tranquilidad, lo cual se reitera a partir del símbolo de la paloma de la paz. Cabe recordar que DOVE fue creado en la Segunda Guerra Mundial como un jabón para sanar heridas de los soldados heridos. También la mujer es vista como ama de casa, enfermera, es como un símbolo de sanidad o limpieza, se transmite la leyenda “Salud es belleza”. Además DOVE no intenta demostrar ternura, sensualidad o seducción en el grupo de mujeres porque no llevan ropa interior con encajes o escotes, no muestran ropa diminuta como tangas o brassieres escotados o apretados.
Puede que la idea sea que la pureza es untable en el cuerpo de la mujer. Las imágenes muestran a una mujer que es buena por naturaleza, por ello se ve casi semidesnuda, sólo lleva consigo ropa interior (top y pantaleta). En cuanto a salud, se observa a mujeres limpias que muestran la mayor parte de su cuerpo porque no tienen defecto alguno que ocultar. La higiene es presentada por el tono de piel, no hay mujeres morenas en la campaña por Internet ni televisión.
He aquí las respuestas más llamativas que respondieron nuestras encuestadas: “Quisiera volver a nacer”, “No hay nada bueno en mí”, “Me aumentaría el busto”, “Porque así debe ser”
Consideroque la mayoría de las jóvenes centraron su interés en la presencia de las mujeres, en el caso del spot, en el cuerpo de las mujeres. Por ello consideran que el comercial está promoviendo las cualidades de las mujeres, en este caso su cuerpo. Además sigue presentando a chicas en ropa interior y posando para la cámara.
Las encuestadas recuerdan al jabón exfoliante por ser un tipo de campaña radical, es decir la música, el ambiente y las mujeres que salen parecen alegres y optimistas (sonrisa, poses de compañerismo entre ellas porque aparecen abrazadas y de igualdad por rodear con los brazos a mujeres de diferente fisonomía); regularmente DOVE presentaba a mujeres (por individual) delicadas, serias y formales (cabello recogido y su cuerpo cubierto por una tela blanca).
Las mujeres del spot “Por la Belleza Real” son un estereotipo diferente porque mezcla valores femeninos como la solidaridad, el apoyo entre mujeres y elementos como la belleza, apreciación del cuerpo y el gusto por ser observado. La sociedad mexicana no está lista para esta demostración de mujeres llenitas o de baja estatura derrochando sensualidad, porque son incluidas como ejemplo de descuido y exceso de peso (anuncios de productos milagrosos), también se les reconoce como objeto de burla, ya que se observan en programas cómicos e incluso tienen el papel de mujeres graciosas que cometen errores, pero que por ser gorditas no pueden ser reprendidas y por ello les trata con ternura y lástima, mientras que el objetivo de DOVE es levantar el autoestima de las mujeres .
Considero que DOVE trata de competir con los “productos milagrosos” mencionando que es una campaña en pro de la mujer para la defensa de problemas sicológicos y emocionales en todo el mundo. Además en el sitio de internet las mujeres contestan preguntas como “¿Crees que todas las mujeres son bellas?”2 DOVE intenta mantener una interacción con sus consumidoras.
El otro lado del objetivo de DOVE, además de vender el nuevo producto (crema reafirmante), es recordar el sentimiento y preocupación más débil de la mujer actual mexicana: autoestima y características idóneas para ser apreciada y aceptada. DOVE demuestra que la piel flácida, la delgadez extrema, la timidez y la vergüenza por ser vista por los demás no está de moda y hay que modificarlo con la nueva crema reafirmante DOVE “Reafirmar cuerpos reales, no modelos talla cinco”3.

Notas:
1DOVE, Comercial en televisión que anuncia un jabón reafirmante, 2005.
2 Sitio Internet www.porlabellezareal.com.mx
3 DOVE, comercial y campaña “Por la belleza real” difundidos desde noviembre del 2005.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Presentación


@Elena6Morado

Buen mes de septiembre le deseo, querido lector!


Este primer comentario sugiere por educación y compromiso: presentarme. Mi nombre es Elena Morado, estudiante de la carrera de Comunicación en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. Tenga por seguro que este sitio tiene el propósito de saborear, mirar y rasgar (grattare en lengua italiana) cual gato curioso y pertinente, hechos noticiosos, seguramente no actuales, pero que gracias a lo aprendido y re - aprendido se le dará el efecto noticioso trascendente y moderno que sugieren múltiples materiales bibliográficos.

El fin de saborear es deleitarnos con los temas aquí tratados y permitir regocijarnos con nuestra mirada, que a mí parecer, el ser humano no se impresiona con lo que ve, sino con lo que escucha para después ir y observar. Propongo un ejemplo: Un accidente automovílistico en el que los ruidos son agudos y después de semejantes "frenones, pitidos y mentadas de madre", optamos por abrir enormemente los ojos para no perder detalle.

Decidí incluir "grattare" porque la traducción al castellano, para mí, genera desgaste mientras más rascamos (como un felino) a un tema, y que por ende hemos terminado por cansarnos y olvidarnos de nuestros problemas.


Esto es la presentación, querido lector, espero gustosa cualquier comentario o crítica; ya que como estudiante pretendo vertir opiniones para generar, en mí y en usted, conocimiento. Espero no estar de acuerdo en mucho de lo que usted pueda escribirme, ya que la frase lo amerita "Donde todos piensan igual, nadie piensa mucho".

Reciba un gran abrazo de mi parte y mi cordial bienvenida.

Elena Morado

HISTORIAS MUSICALIZADAS QUE SE NARRAN CON RITMO PARTE 1

  Por Elena Morado. Cuántas veces no tarareamos canciones e imitamos la voz de nuestro cantante favorito porque encontramos algo contagios...