Por Elena Morado
@Elena6Morado
El movimiento por los derechos de
los animales ha aumentado en cuanto a popularidad, interés e incluso
apariciones mediáticas se refiere. Esto gracias a que defensores, activistas y
liberadores de animales han tomado con paciencia, inteligencia y de forma pacífica cualquier espacio en el que
un animal esté siendo agredido, torturado o ridiculizado. Sin embargo, cuando
alguien pretende favorecer la situación de un animal que sufre; mucha gente
cree que es una pérdida de tiempo, un desgaste sin éxito alguno o que
simplemente no vale la pena porque a nadie le interesa y que quien agrede con
osadía o maltrata por desconocimiento no escuchará ni cambiará de parecer.
Afortunadamente el panorama
cambia con resultados exitosos para los animales y para quienes luchamos por
lograr su bienestar, pues a pesar que la población si bien no se interesa, no
puede o no quiere cambiar sus hábitos de consumo (carnívoros a vegetarianos) sí
hay cierta compasión y sensibilidad hacia los animales domésticos; pero también
no gusta de ver sufrir a los animales silvestres y de consumo. Es por ello que,
a mi punto de vista, me permito diferenciar con 3 categorías a quienes ayudamos
a los animales.
Defensores:
Rescatan perros y gatos y les gustaría cambiar la realidad de, por ejemplo, los
animales de consumo; pero no lo hacen por diversas razones. Se enfocan en el
rescate y rehabilitación de animales callejeros, maltratados o abandonados.
Activistas: Ayudan a TODOS los animales siendo ellos el ejemplo en cuanto a dejar de alimentarse y vestirse con ellos. Acuden a protestas y están activos en el movimiento para llegar a resultados exitosos a favor de los animales por medio de pláticas, entrevistas, escritos, diálogos o conferencias. Auxilian a los animales sin ser ellos mismos los liberadores, lo hacen a través de gente autorizada o experta en ello.
Liberadores: Rescatan del sufrimiento de forma directa a los animales. Acuden a rastros, mataderos y laboratorios para liberar a los animales que están a punto de ser asesinados. Los liberan de forma directa sin importar las consecuencias legales o monetarias que implique.
Activistas: Ayudan a TODOS los animales siendo ellos el ejemplo en cuanto a dejar de alimentarse y vestirse con ellos. Acuden a protestas y están activos en el movimiento para llegar a resultados exitosos a favor de los animales por medio de pláticas, entrevistas, escritos, diálogos o conferencias. Auxilian a los animales sin ser ellos mismos los liberadores, lo hacen a través de gente autorizada o experta en ello.
Liberadores: Rescatan del sufrimiento de forma directa a los animales. Acuden a rastros, mataderos y laboratorios para liberar a los animales que están a punto de ser asesinados. Los liberan de forma directa sin importar las consecuencias legales o monetarias que implique.
Hay muchas formas de ayudar a los
animales y una de ellas es por medio de las redes sociales, y aunque parezca
poco creíble, es cierto que sí se puede ayudar o reducir los casos de maltrato
de animales. Por ejemplo: Hace algunos años la empresa (con logotipo de búhos)
decidió lanzar una loción para caballeros. El comercial televisivo era
protagonizado por el torero Octavio García González "El Payo", el
cual era admirado (especialmente por una mujer) mientras enfrentaba a un toro
en una corrida. Finalmente ella termina diciéndole al oído: ¡Felicidades! ¡Qué
rico hueles! Este comercial pretendía relacionar una fragancia con los
adjetivos de valentía, elegancia y frescura con la figura de un torero. En
cuanto los activistas por los derechos de los animales lo vieron, empezaron una
protesta virtual escribiendo (me incluyo) al Facebook y correos oficiales de la
empresa. Afortunadamente y gracias a la forma pacífica de defender a los
animales, la empresa optó por pedir disculpas, a quienes protestaron, por
mensajes privados de su sitio en Facebook y en cuestión de días el torero fue
reemplazado por una bailarina de ballet.
Y un caso más de éxito ocurrió
cuando, personalmente, visité Plaza Satélite (Estado de México) y presencié que
una conocida marca de aparatos eléctricos tenía dentro de una pequeña pecera a
2 peces vivos para promocionar su nuevo producto. Tomé un video de apenas unos
6 segundos y me dediqué a incluirlo, dentro del Facebook de la marca, con mi
queja. Esta fue la primera respuesta:
“Elena, nos da mucho gusto haber aclarado todas tus dudas respecto al
display. Gracias por compartirnos tu opinión, es muy importante para nosotros.
¡Saludos!”.
No conforme con esta respuesta,
solicité una explicación sobre el porqué incluir animales vivos dentro de sus
stands además de una promesa para no volver a cometer eso que yo califiqué como
un error. A los pocos días recibí la llamada de
Gabriela Rojas Barragán del área de Atención a clientes de la marca. Debo
reconocer que fue muy amable: Agradeció mi queja, ya que ellos no sabían que
los animales estaban en su stand, pues no tienen autorización para usarlos.
Incluyó que el chico que estaba a cargo de ese espacio publicitario tuvo la
idea de meter a estos animales en la pecera; los cuales ya fueron retirados y
se los llevó a su casa. Le pertenecían.
Finalmente, invito a defender a
los animales del abuso y del maltrato. En la mayoría de los casos, los animales
son dañados porque la gente ignora el mal y la tristeza que les causan. Incluso
viene a mi mente lo que señaló hace algún tiempo una monja tibetana porque
invitaba a la gente a no darse por vencida, pues cualquier cambio (mínimo o
grande) que hagamos por los animales, los estaremos beneficiando. Por ejemplo,
decía, ella: Hubo alguien que empezó a dejar de comer animales e inició
pidiendo comida vegetariana en los restaurantes. Al principio, para muchos, era
una locura ¿Cómo comer una hamburguesa sin carne? Ahora, gracias a esa
iniciativa los vegetarianos contamos con restaurantes vegetarianos y veganos, o
cualquier bocadillo con opción de hacerlo vegetariano; ya que recordemos que una
vida es única e irrepetible. Seamos ese cambio.