Por Elena Morado
@Elena6Morado
Mejor no hubiera salido de casa. Sin
embargo, las ganas de sentirse sola por primera vez le ocasionaban insomnio
debido a la ansiedad, pues ¿Qué hay de aterrador que una mujer viaje sola? No
iría tan lejos.
Desde hace 3 días las maletas
estaban hechas, bien cerradas y puestas en la entrada de la casa. La
reservación del hotel confirmada hace una semana y el itinerario muy bien
elaborado: sitios para bailar, beber y charlar con hombres atractivos ¡¡Un viaje
de locura!! Sin embargo, no estaba
dentro de sus planes las siguientes anécdotas, de las cuales, afortunadamente,
sobrevivió.
Primero: Rumbo a su destino turístico, nuestra protagonista recibe
una llamada telefónica del hotel:
Voz telefónica: - Señorita, no
podrá alojarse los 3 días; sólo 2. Ya que no tendremos agua, pero con gusto
podremos recomendarle otro hotel.
Víctima: -Está bien. Gracias por
avisarme. Nos vemos en un par de horas.
La víctima llega a las 6 al
hotel. Toca la puerta, pero no abren; llama por teléfono, y no obtiene
respuesta. Pasan cerca de 15 minutos y, afortunadamente, la responsable del
hotel la miró desde la cámara de seguridad y se percató de que era un huésped. Un
caso de suerte, antes que de anocheciera en un sitio desconocido.
Segundo: La mujer, víctima de la desdicha, sale en plena oscuridad
en búsqueda de alimentos para cenar y, al día siguiente desayunar. Camina con
precaución al cruzar la calle, pues los autos son rápidos y las calles oscuras.
Se siente a salvo al cruzar y llegar a la banqueta, pero hay una cadena que
ella no ha visto y con la cual tropieza. Fue una caída en la que, la víctima,
sólo pensó: ¡Ya viene el dolor! (Mientras veía que su rostro se iba a la
desdicha). ¿El resultado? Una fractura dental, sangre en mejillas, boca y rodillas.
Además, de una hinchazón que simulaba la introducción de colágeno con jeringa.
Tercero: Ella, muy crédula, pensó que de vuelta al hotel estaría
segura porque bastaría con limpiarse la herida y respirar profundo para empezar
un nuevo día (¡Qué optimista!). Alguien la incomodaría hasta provocarle
insomnio y unas ganas tremendas de gritar a los 4 vientos ¡¡¡SOCORRO!!!
Resulta, al momento de ser despedida del hotel, se muda en una segunda opción
en donde las cucarachas grandes y ruidosas eran las huéspedes con más
antigüedad y con mayores privilegios porque estaban en la cama, lavabo, entre
las sábanas y almohadas ¡SIN PAGAR!
Cuarto: Creo que no era mi día: Un día antes de partir de
Cuernavaca, al despertar y creer que un nuevo día trae nuevos momentos (¡A
empezar de cero!) levanto la cabeza
y hay un día soleado con una brisa satisfactoria, me siento tan liviana que
dejo caer mi cuerpo como señal de despreocupación y ¡PUM! La cabecera es de
piedra ¡Recibí tremendo golpe! Parecía lobo aullando (y no precisamente a la
luna); sino a las estrellas bailarinas alrededor de mí por el tremendo porrazo. Ansiosa de llegar a mi casa (esa no me
tratará mal o, al menos, tendré menos probabilidad de herirme porque conozco
todos los rincones), abordo el autobús que me llevará a mi destino. Al tomar
asiento decido escapar de la arriesgada realidad en la pantalla con un entretenido
juego de cartas táctil (Solitario). Molesta por no ganar (Es que la mayoría de
sucesos de mi viaje me dejaron frustrada) ¡¡¡CÓMO ES POSIBLE NO GANAR CUANDO SE
COMPITE CON UNA MÁQUINA!! Más enojada que divertida, pasa una hora de paseo
sobre rudas y los mareos surgen: ¿Yo mareada? ¿Yo con náuseas? ¡¡UNA BOLSA, POR
FAVOR!! Lo que faltaba, por fortuna, me concentro en el deseo de poner los pies
en mi tierra y las náuseas se van: falta poco para llegar, estaré a salvo,
quiero llegar a mi cama.
Quinto: Después de recorrer la ciudad con tráfico, vendedores de
dulces en los camiones y brazos cansados de cargar maletas ¡He llegado a casa! Pero…
¡¡EN MI MALETA VIAJÓ UNA CUCARACHA Y ESTÁ EN MI CASA!! Ella era tan imponente,
con una grandeza fuera de lo normal, con sus antenas y alas que fue uno de los
recuerdos que pude traerme de Cuernavaca (el único que se mueve). Mañana será otro día… ideal para acudir al dentista y encargarme de la cucaracha (primero uno, luego la otra).
Recordemos que los hechos (o
deshechos) fueron expuestos en orden cronológico, no de manera aleatoria ni de
peor a mejor. ¿Usted en que cree que terminó todo esto? Deje sus deseos y suposiciones
en los comentarios.
Gracias por leerme, y un consejo: Siempre revise sus maletas.
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