domingo, 8 de junio de 2025

AUTOBIOGRAFÍA "EL ÚLTIMO BESO"

 

EL ÚLTIMO BESO

 Por Elena Morado (trabajo elaborado durante el estudio de la maestría: Escritura creativa)

"Tras una picadura de abejas o avispas se produce una reacción en la piel que generalmente es de corta duración, con enrojecimiento e hinchazón alrededor del sitio de la picadura, de un diámetro menor de 10 cm, dolor más o menos intenso dependiendo del lugar  seguido de picor,  de unas pocas horas de duración, aunque en algunas ocasiones puede durar más tiempo"

- ¿Quién quiere pasar al pizarrón para resolver este ejercicio? – mientras la maestra sacude los borradores chocándolos con las manos. Según recuerdo, desde pequeño, estas situaciones me provocan una tos incontrolable. Ella me obliga a pasar al frente extendiendo la tiza. Luego, en la fiesta del vecino, pregunta la anfitriona, o sea, la señora Williams: - ¿Quién quiere pastel? - Todos los niños y niñas gritan, saltan y me pisan, porque su euforia está al máximo, tanto que los adultos terminan apretando la boca con un ruidoso: ¡shhh, shhh! Mi mamá dice que el azúcar nos pone algo “vibrantes”. A mí me atienden al último y no importa, la verdad ya estoy acostumbrado a no llamar la atención y; sinceramente, lo paso bien porque al cumpleañero le gusta la banda Creedence y todos festejamos al ritmo de Green River. Limpio mis anteojos como si con eso pudiera escuchar mejor la canción.

 


Con el paso del tiempo, mi amiga Vada, es aún más atrevida y no le importa correr riesgos (en su casa no se dan cuenta de muchas cosas). Yo sé que a mí me reta por ese tono de maestra amenazante que parece sostener una regla de 30 centímetros ¡Gulp! Así que pregunta a otros como yo: - ¿Quién quiere entrar? - Obvio que se refiere a “entrar a ver a un muerto”, pero como ella vive con ellos todoooos los días, no lo menciona. Otra vez mi silencio me orilla a darles la espalda, regresar a mi casa y ver televisión con mi papá y mi mamá, pues sino ¿Quién cambiará el canal girando la perilla? ¡Sólo yo! Y para tragedias, sólo las de la televisión.

Soy Thomas. Nací en 1961 y es 1972 La moda es ¡la mezclilla! Pantalones largos, acampanados, cortos, aerosoles, camisas, y chamarras. Y los niños son tan crueles y, al mismo tiempo, tan resistentes como estas prendas, porque si yo no respondo a las preguntas ¿Quién se atreve? ¿Quién se anima? ¿Quién quiere? Me apodan ¡Thomasa!

No ha pasado mucho tiempo desde que mis labios rojos y mi piel blanca han entrado en contacto; pues mi amiga Vada, en una de esas tantas citas de juego debajo del sauce, ha tenido la genial idea de obligarme a practicar besos en mis brazos ¡Ufff! Lo bueno es que Senet, mi mamá, no me vio porque seguramente se lo diría a todos mis tíos y primos. Me sentí un poco tonto besando mi propio cuerpo, pero Vada lo hacía parecer fácil con: ¡Sólo haz así! ¡Así, mira! ¡Mua, mua, muuuua! Hay unos pequeños vellos en mis extremidades que me hacen sentir ya un hombre, quizá tenga que ver con la próstata y por eso me siento más valiente.

 

¡Caramba! Vivo en Madison, un pueblito en Pensilvania y aquí todo se sabe, pero es curioso que nadie sabe responder a mis preguntas ¿Cómo será el cielo? ¿Qué pasa después de la muerte? ¿Por qué la gente se quiere casar? ¿Por qué Vada está enamorada del maestro Bixter? Él es profesor de escritura creativa (entonces que él se invente su propia historia de amor y deje a mi Vada). Sin ofender a ningún maestro.

 

Pasando a temas menos escandalosos, soy alérgico ¡A todo! Al chocolate, al veneno de abeja y a todo lo que tenga que ver con novios que se toman de la mano porque no puedo evitar hacer gestos. Esos temas me repugnan ¡puag!… aunque regresando a lo de Vada, cuando la besé, cerré los ojos y luego, al abrirlos, solitos se encontraron con el cielo azul en ella ¡Wow! Eso se oyó muy poético, a lo mejor ya no sólo deseo ser Ringo Star, acróbata y conductor de autos… Sí me encantaría poner un 10 a Vada.

 


En Madison, se puede hacer de todo: saltar la cuerda, andar en bici, nadar, cortar duraznos en el huerto y ver muertos. Si alguien se atreve, pregúntenle a Vada, pero no es gratis y tampoco querrán regresar. Esos mismos niños que huyen son los que aseguran que yo juego con muñecas ¡Bah! En todo caso, ese primer beso fue suave y fugaz, al menos eso pensaba mientras en mi mente recordaba el estribillo: I only have eyes for you…

Quién sabe, quizá sea mi último beso porque no me imagino sin Vada con su anillo descompuesto que según cambia de color (conmigo no sirvió). A lo mejor es por la próstata, ella dice que tiene cáncer de próstata, sí, quizá sea eso. En fin… hablando del anillo, ella lo perdió y fue cerca del panal de abejas. Se alegrará mucho si lo encuentro. No le diré nada a mi mamá porque de seguro que me despellejará vivo.  Estoy seguro que si lo hallo, Vada ya no estará triste o de mal humor. Si me demoro, y no regreso a casa, haré saber que me fui de vacaciones; pero la verdad es si veo la sonrisa de mi chica, estoy seguro que será como descansar en paz.


Fuente de información: .https://www.seaic.org/alergia-abejas-y-avispas/sobre-la-alergia/el-veneno-y-las-reacciones/reacciones-tras-la-picadura

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